¡Ay, qué miedo!
"La historia se repite en espiral" es una frase repetida por los panameñistas, y ayer Juan Carlos Varela ensayó una maniobra ejecutada el 24 de marzo de 1968, cuando la Guardia Nacional se tomó los predios de la Asamblea Nacional mientras se juzgaba al entonces mandatario Marcos Robles.
El Servicio de Protección Institucional (SPI), la guardia de Varela, se tomó desde temprano el Palacio Justo Arosemena y se extendió más allá de lo tradicional. Agentes portando armas de guerra se apostaron en pasillos y techos de la Asamblea. No se hicieron las coordinaciones pertinentes con los encargados del Órgano Legislativo.
Se colocaron mallas de ciclón, lo que ocasionó dificultad para el paso a los diputados, periodistas y peatones que a diario transitan por este sector para llegar a sus puestos de trabajo.
Decenas de agentes del SPI ingresaron armados al hemiciclo legislativo, y con perros para detectar drogas, lo que fue rechazado por la presidenta de la Asamblea Nacional, Yanibel Ábrego.
Ábrego tildó de "exageración" esa medida adoptada por el Ejecutivo. "Respeto la decisión de la seguridad presidencial de custodiar afuera, pero no puedo permitir lo que ha pasado hoy que han entrado a esta institución personas armadas sin coordinación", añadió.
La diputada dijo que se comunicó con el mandatario Varela y este alegó que desconocía lo referente a ese tema, que era manejado por el Consejo de Seguridad.
La medida fue defendida por el ministro de Seguridad Pública, Jonathan Del Rosario, quien sostiene que por experiencias pasadas, incidentes de violencias de pequeños grupos, se redobló esta medida de seguridad.
"Tenemos que ser precavidos, porque más vale prevenir que lamentar", exclamó Del Rosario.
Por su parte, el ministro de la Presidencia, Jorge González, indicó que siempre hay miembros del SPI en lugares donde se mueve Varela, y eso es con todos los presidentes.