Tech507 - 10/4/19 - 03:00 PM
Revelan la histórica primera fotografía de un agujero negro
“La ciencia ficción se ha convertido en ciencia realidad”, declaró la física de la Universidad de Waterloo Avery Broderick, una de las descubridoras.
Los científicos revelaron el miércoles la primera imagen jamás lograda de un agujero negro, evidente gracias a sus bordes tórridos y sombríos en los que la luz se curva sobre sí misma, como en una fantasía cósmica.
Al reunir los datos recogidos por ocho radiotelescopios de todo el mundo, los astrónomos crearon la imagen que en realidad muestra el entorno de un agujero negro supermasivo, los monstruos absorbentes de luz del universo de los que habló Albert Einstein hace más de un siglo y que confirmaron los observadores durante las décadas siguientes.
"Hemos visto lo que creíamos era imposible de ver. Hemos visto y fotografiado un agujero negro. Aquí está", dijo Sheperd Doeleman, de la Universidad de Harvard y líder de un equipo de unos 200 científicos de 20 países, mientras se develaba la imagen de un anillo en llamas anaranjado y negro.
“La ciencia ficción se ha convertido en ciencia realidad”, declaró la física de la Universidad de Waterloo Avery Broderick, una de las descubridoras.
Y, de hecho, Jessica Dempsey, otra descubridora y subdirectora del Observatorio del Este Asiático en Hawai, dijo que le recordaba el poderoso Ojo Ardiente de Sauron de la trilogía "El señor de los anillos".
A diferencia de los agujeros negros menores, producto del colapso de estrellas, los agujeros negros supermasivos son de origen misterioso.
Al reunir los datos recogidos por ocho radiotelescopios de todo el mundo, los astrónomos crearon la imagen que en realidad muestra el entorno de un agujero negro supermasivo, los monstruos absorbentes de luz del universo de los que habló Albert Einstein hace más de un siglo y que confirmaron los observadores durante las décadas siguientes.
"Hemos visto lo que creíamos era imposible de ver. Hemos visto y fotografiado un agujero negro. Aquí está", dijo Sheperd Doeleman, de la Universidad de Harvard y líder de un equipo de unos 200 científicos de 20 países, mientras se develaba la imagen de un anillo en llamas anaranjado y negro.
“La ciencia ficción se ha convertido en ciencia realidad”, declaró la física de la Universidad de Waterloo Avery Broderick, una de las descubridoras.
Y, de hecho, Jessica Dempsey, otra descubridora y subdirectora del Observatorio del Este Asiático en Hawai, dijo que le recordaba el poderoso Ojo Ardiente de Sauron de la trilogía "El señor de los anillos".
A diferencia de los agujeros negros menores, producto del colapso de estrellas, los agujeros negros supermasivos son de origen misterioso.
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Situados en el centro de la mayoría de las galaxias, incluida la nuestra, son tan densos que nada, ni siquiera la luz, escapa a su atracción gravitatoria. El "horizonte de eventos" _el punto sin retorno, desde donde la luz y la materia se precipitan inexorablemente al abismo_ es tan grande como todo nuestro sistema solar.
Hace tres años, astrónomos provistos de un sistema de observación extraordinariamente sensible escucharon el ruido de dos agujeros negros mucho más pequeños que convergían para generar una onda gravitatoria, tal como había pronosticado Einstein. La nueva imagen, publicada en la revista Astrophysical Journal Letters y anunciada en conferencias de prensa de todo el mundo, agrega luz al sonido.
Los científicos que no participaron del proyecto insinuaron que la hazaña podría ser digna de un Premio Nobel, tal como sucedió con el descubrimiento de la onda gravitatoria.
“Me parece que se ve muy convincente”, dijo Andrea Ghez, directora del Grupo del Centro Galáctico UCLA, que no fue parte del equipo descubridor.
Mientras mucha materia en torno de un agujero negro cae en una espiral de muerte y jamás se la vuelve a ver, la nueva imagen capta gas y polvo que circulan a suficiente distancia para estar a salvo para que se los vea millones de años después desde la Tierra, dijo Dempsey.
La imagen tomada a lo largo de cuatro días, cuando los astrónomos debían contar con "tiempo perfecto y todas las estrellas alineadas", ayuda a confirmar la teoría general de la relatividad de Einstein, dijo Dempsey. El gran físico incluso pronosticó la forma simétrica que se ha observado, añadió.
"Es circular, pero la luz es más brillante de un lado", dijo Dempsey. Eso se debe a que esa luz se aproxima a la Tierra.
Las medidas se toman a una longitud de onda invisible al ojo humano, por eso los astrónomos añadieron color a la imagen. Optaron por el "oro exquisito, porque esta luz es muy caliente", dijo Dempsey. "Es lógico darle estos dorados y naranjas candentes".
La imagen muestra gases calentados a millones de grados por la fricción de una gravedad creciente, dijeron los científicos.
El proyecto costó entre 50 millones y 60 millones de dólares, de los cuales 26 millones provinieron de la Fundación Nacional de Ciencias.
El astrofísico Ethan Vishniac, de la Universidad Johns Hopkins, quien no participó del equipo que efectuó el descubrimiento, pero que es director de la revista que publicó el informe, calificó la imagen de “asombrosa hazaña tecnológica” que “nos permite vislumbrar la gravedad en su manifestación más extrema”.
Añadió que “las imágenes de las simulaciones informáticas suelen ser muy bonitas, pero no hay nada que se parezca a una imagen del universo real, por borrosa y monocromática que sea”.
De acuerdo con un mito vigente, una persona que cayera en un agujero negro resultaría destrozada, pero Loeb y el astrónomo John Kormendy dijeron que el de la imagen es tan grande que uno podría caer en él sin ser despedazado. Sin embargo, esa persona jamás regresaría.
Los agujeros negros son "como las paredes de una prisión. Una vez que lo cruzas, nunca podrás salir y nunca serás capaz de comunicarte", dijo el astrónomo Ari Loeb, director de la Iniciativa Agujero Negro en Harvard.
La primera imagen es de un agujero negro en una galaxia llamada M87 situada a 53 millones de años luz de la Tierra. Un año luz equivale a 9,5 billones de kilómetros. La masa de este agujero negro es la de nuestro sol multiplicado por 6.000 millones.
Los datos fueron recopilados por el Telescopio Event Horizon hace dos años, pero tomó tanto tiempo completar la imagen porque fue una enorme empresa en la que participaron unos 200 científicos con supercomputadoras y cientos de terabytes de datos enviados desde distintas partes del mundo por avión.
El equipo investigó dos agujeros negros supermasivos, el M87 y uno en el centro de la Vía Láctea. El de nuestra galaxia es más cercano, pero mucho más pequeño, por eso los dos aparentan tener el mismo tamaño en el cielo. No obstante, resultó más fácil fotografiar el más distante porque gira con menor rapidez.
“Hemos estado a la caza de esto durante mucho tiempo”, dijo Dempsey. “Nos hemos acercado cada vez más al mejorar la tecnología”.
___
Seth Borenstein está en Twitter como: @borenbea
Situados en el centro de la mayoría de las galaxias, incluida la nuestra, son tan densos que nada, ni siquiera la luz, escapa a su atracción gravitatoria. El "horizonte de eventos" _el punto sin retorno, desde donde la luz y la materia se precipitan inexorablemente al abismo_ es tan grande como todo nuestro sistema solar.
Hace tres años, astrónomos provistos de un sistema de observación extraordinariamente sensible escucharon el ruido de dos agujeros negros mucho más pequeños que convergían para generar una onda gravitatoria, tal como había pronosticado Einstein. La nueva imagen, publicada en la revista Astrophysical Journal Letters y anunciada en conferencias de prensa de todo el mundo, agrega luz al sonido.
Los científicos que no participaron del proyecto insinuaron que la hazaña podría ser digna de un Premio Nobel, tal como sucedió con el descubrimiento de la onda gravitatoria.
“Me parece que se ve muy convincente”, dijo Andrea Ghez, directora del Grupo del Centro Galáctico UCLA, que no fue parte del equipo descubridor.
Mientras mucha materia en torno de un agujero negro cae en una espiral de muerte y jamás se la vuelve a ver, la nueva imagen capta gas y polvo que circulan a suficiente distancia para estar a salvo para que se los vea millones de años después desde la Tierra, dijo Dempsey.
La imagen tomada a lo largo de cuatro días, cuando los astrónomos debían contar con "tiempo perfecto y todas las estrellas alineadas", ayuda a confirmar la teoría general de la relatividad de Einstein, dijo Dempsey. El gran físico incluso pronosticó la forma simétrica que se ha observado, añadió.
"Es circular, pero la luz es más brillante de un lado", dijo Dempsey. Eso se debe a que esa luz se aproxima a la Tierra.
Las medidas se toman a una longitud de onda invisible al ojo humano, por eso los astrónomos añadieron color a la imagen. Optaron por el "oro exquisito, porque esta luz es muy caliente", dijo Dempsey. "Es lógico darle estos dorados y naranjas candentes".
La imagen muestra gases calentados a millones de grados por la fricción de una gravedad creciente, dijeron los científicos.
El proyecto costó entre 50 millones y 60 millones de dólares, de los cuales 26 millones provinieron de la Fundación Nacional de Ciencias.
El astrofísico Ethan Vishniac, de la Universidad Johns Hopkins, quien no participó del equipo que efectuó el descubrimiento, pero que es director de la revista que publicó el informe, calificó la imagen de “asombrosa hazaña tecnológica” que “nos permite vislumbrar la gravedad en su manifestación más extrema”.
Añadió que “las imágenes de las simulaciones informáticas suelen ser muy bonitas, pero no hay nada que se parezca a una imagen del universo real, por borrosa y monocromática que sea”.
De acuerdo con un mito vigente, una persona que cayera en un agujero negro resultaría destrozada, pero Loeb y el astrónomo John Kormendy dijeron que el de la imagen es tan grande que uno podría caer en él sin ser despedazado. Sin embargo, esa persona jamás regresaría.
Los agujeros negros son "como las paredes de una prisión. Una vez que lo cruzas, nunca podrás salir y nunca serás capaz de comunicarte", dijo el astrónomo Ari Loeb, director de la Iniciativa Agujero Negro en Harvard.
La primera imagen es de un agujero negro en una galaxia llamada M87 situada a 53 millones de años luz de la Tierra. Un año luz equivale a 9,5 billones de kilómetros. La masa de este agujero negro es la de nuestro sol multiplicado por 6.000 millones.
Los datos fueron recopilados por el Telescopio Event Horizon hace dos años, pero tomó tanto tiempo completar la imagen porque fue una enorme empresa en la que participaron unos 200 científicos con supercomputadoras y cientos de terabytes de datos enviados desde distintas partes del mundo por avión.
El equipo investigó dos agujeros negros supermasivos, el M87 y uno en el centro de la Vía Láctea. El de nuestra galaxia es más cercano, pero mucho más pequeño, por eso los dos aparentan tener el mismo tamaño en el cielo. No obstante, resultó más fácil fotografiar el más distante porque gira con menor rapidez.
“Hemos estado a la caza de esto durante mucho tiempo”, dijo Dempsey. “Nos hemos acercado cada vez más al mejorar la tecnología”.
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Seth Borenstein está en Twitter como: @borenbea