Messi, brillante e imponente
Un capítulo más en la ‘maradonización’ de Leo Messi. cinco goles y tres asistencias para llevar a Argentina a la final. Y, sobre todo, carácter. Un líder absoluto, en la última oportunidad de su carrera para levantar el ansiado Mundial. Maradona ganó una final y perdió la siguiente. Messi ya cayó en 2014 y este domingo en el estadio de Lusail le aguarda su gran oportunidad.
Es el ahora o nunca. Con 35 años, Qatar 2022 apunta a ser su última gran cita de selecciones. Y se ha empeñado en levantarla. Hasta esta edición, su quinta, no había marcado ningún gol en una eliminatoria mundialista. Y lleva tres tantos en tres partidos. Australia, Países Bajos y este martes Croacia. El primer futbolista argentino en anotar en tres rondas diferentes.
Messi dio el susto. En el minuto 19 se echó la mano en repetidas ocasiones a la parte posterior del muslo izquierdo. Alerta máxima. Cojeó, levemente, durante algunos minutos, pero todo quedó en un susto.
En el partido en el que igualó a Matthäus como el jugador con más partidos en los Mundiales (25), en el que superó a Batistuta como el máximo goleador argentino en los Mundiales (11) y que le permitiría llevar a su Argentina a otra final, sacarle del terreno de juego rozaba lo imposible.
Como en cada partido en este Mundial, se dosificó por momentos, y apretó cuando tenía el balón en los pies. Juego de espaldas maravilloso para aguantar la pelota, contra tres o contra cuatro croatas, daba igual porque siempre salía vencedor.
Entraba en juego esperando su momento, que llegó a los 34 minutos desde los once metros. Una distancia en la que ha sufrido a lo largo de su trayectoria -31 penaltis ha fallado, incluido uno en este Mundial frente a Polonia en el último partido de la fase de grupos-. Pero volvió a crecerse ante la máxima presión.
Como en las dos ocasiones -una en tiempo reglamentario y otra en la tanda, cuando disparó el primero de Argentina- frente a Países Bajos, Messi no dio opción al guardameta. Livakovic llegaba al duelo con cuatro penaltis parados, ante Japón y Brasil, en dos tandas, pero Leo disparó fuerte, arriba. Imparable.
Un tanto que encarriló la semifinal y que le deja a la espera de Francia o Marruecos para cambiar la historia.
Quizá el domingo tenga que sacar la personalidad que ha mostrado en este Mundial, sobre todo en un encuentro frente a Países Bajos de cuartos de final en los que sus gestos demostraron que era algo personal. Del gesto llevándose las manos a las orejas delante del banquillo neerlandés, el cara a cara con Van Gaal y algunos de sus asistentes al “¿qué mirás, bobo?” que forma parte ya de la historia de los Mundiales.